martes, 10 de abril de 2012

SILVANA: Una pequeña gigante con muchos deseos de vivir.

Protagonistas

                                                      Por: Beatriz Caraballo

Nadie pensaba que con apenas 650 gramos de peso y 29 centímetros de estatura, la niña Silvana Milagros Macolina lograría vivir.

Esta pequeña vino al mundo con apenas 24 semanas (5 meses) de gestación en el vientre de Marife del Valle Sánchez, una joven contadora que habita en la urbanización Viamar de Caugagua, municipio Acevedo, del estado Miranda.

Su hija nació el 1.º de enero del año 2010, en el Hospital "Eugenio P.D´Bellard", ubicado en la localidad de Guatire.

"Mi embarazo fue normal hasta el tercer mes, tiempo en el que me detectaron un quiste en un ovario, incluso todavía lo tengo. A raíz de eso comencé a sentir malestares, por lo que me recomendaron guardar reposo absoluto", dijo Marife Sánchez.

Al quinto mes de gestación, la mujer de 34 años de edad empezó a sentir dolores y acudió al médico con el que se controlaba, quien le advirtió que debía interrumpir el embarazo ante el riesgo que representaba el quiste.

"Yo por supuesto no acepté eso. Me fui de la consulta y no volví más; empecé a verme con otros médicos. Una noche me dio un dolor intenso y me llevaron al hospital de Guatire, donde me atendieron unos médicos cubanos, y me dijeron lo mismo, que tenía que interrumpirme el embarazo".

Esta joven madre aseguró que, se enfureció con la noticia, y decidió irse del recinto de salud.

"Yo salí de ahí diciendo que los cubanos no sabían nada. A pesar de que era de noche nos fuimos a otros hospitales, como el Clínico de Caracas, luego a la maternidad Concepción Palacios, y hasta a la Santa Ana fuimos a parar. En todos lados me decían lo mismo".

Una luz de esperanza

Ante este panorama, Marife Sánchez contó que había perdido la esperanza de dar a luz a su bebé, y se resignó a interrumpir el embarazo, pero, cuando menos lo pensaba, un galeno le devolvió la ilusión.

"La persona que menos imaginaba me dijo que mi niña estaba bien. Fue un médico que me iba hacer el curetaje. Él me dijo que la bebé respiraba, se movía, y me preguntó si yo insistía en interrumpir el embarazo, pero, le mostré como 17 referencias de diferentes médicos que me lo decían. Le aseguré que no era por mí".

Este profesional de la medicina le recomendó ponerse en tratamiento, a fin de preparar los pulmones de la niña, mientras estaba en el vientre materno, y se cumplía el tiempo correspondiente.

"Dije, bueno, que sea lo que Dios quiera. Estaba feliz con esta nueva esperanza que me daban. Regresé a mi casa, eso fue el 28 de diciembre, pero el 31 volvieron los dolores y no aguanté. Aunque no quería, terminé yendo al Hospital de Guatire".

En el nosocomio estuvo desde las 11 de la noche del 31 de diciembre, hasta las 3 de la mañana del 1.° de enero, cuando dio a luz a la niña, mediante un parto normal.

"Es la niña más pequeña nacida en el hospital, y creo que, hasta ahora, nadie la ha superado. Aparte, también es la más pequeña que ha nacido, y se ha salvado".

El milagro de la vida

La joven relató que, los médicos que le habían dicho que interrumpiera el embarazo, se disculparon. Aseguraron que el nacimiento de la niña había sido un milagro.

"Yo les dije que me había ido de ese hospital porque no creía en ninguno de ellos, pero, después cambié por completo la manera de pensar con relación a ellos, porque se mostraron como unas personas muy humanitarias. Con mi hija fueron muy atentos".

Su hija permaneció tres meses en una incubadora del servicio de terapia intensiva neonatal del hospital, bajo observación de los médicos cubanos.

"Ellos montaban guardias completas de un día, hasta el siguiente, en la mañana se iba un grupo y llegaba el relevo. Yo iba diariamente al hospital, y en una oportunidad llegué y conseguí a una enfermera casi dormida, con las manos metidas en la incubadora, pendiente de la respiración de la niña".

Al cabo de dos meses de nacida, la pequeña empezó a mostrar mejoría, lo que causó celebración entre los médicos.

"Me decían que para ellos era un logro que la niña viviera. Nació pesando 650 gramos, y cuando salió del hospital pesaba 1 kilo 800 gramos. Mi hija fue la primera, con tales características, en inaugurar el servicio de terapia intensiva, en el marco de la Misión Niño Jesús, ideada por el presidente Hugo Chávez".

Marife manifestó que, hoy por hoy, su única hija "esta sana y hermosa". Las personas que la vieron cuando nació, se sorprenden al verla ahora, y aseguran que fue un milagro.

"Cuando me dijeron que interrumpiera mi embarazo, me advertían que la niña podría ser ciega, muda, sorda, o tener algún otro problema, pero, hasta ahorita mi hija es muy sana. Ya está aprendiendo a hablar. La pasé verde, sin embargo, doy gracias a Dios por tenerla".

La historia cambió para bien

La niña, a quien en principio le darían el nombre de Mafer Valentina, fue bautizada como Silvana Milagros debido a que pudo sobrevivir.

"De incrédula, pasé a creyente. La atención que me dieron, y que me dan en la actualidad, fue y es maravillosa, no me puedo quejar. Nunca pagué ni medio por la atención o los tratamientos. Cuando los médicos le indicaban medicamentos, si los tenían, me los daban. Mi hija, a pesar de todo, fue privilegiada. Yo le pedía mucho a Dios por ella".

Marife Sánchez reconoció y agradeció a todo el equipo de médicos cubanos que la asistieron, y que todavía está atento de su descendiente. Extendió el agradecimiento a la directiva del Hospital "Eugenio P.D´Bellard", a los enfermeros, incluso al señor de seguridad y a la señora que cocina.

"Al principio yo tenía muchas dudas, porque se escuchaban tantas cosas de los médicos cubanos cuando llegaron al país, pero, yo les digo a las personas que no tengan miedo. Estos médicos conforman un tremendo equipo, son muy profesionales, y sobre todo muy humanitarios".

Agregó que, "ha sido testigo de la labor de estos profesionales, pues, mi hija nació en condiciones críticas y siempre tuvo una atención de primera en todo momento. Ni a ella, ni a mí nos faltó nada".

La madre señaló que, la misma atención en una clínica privada, con el tiempo que estuvo la niña en terapia, le habría costado mucho dinero, y que nunca lo hubiese podido pagar.

"Gracias a Dios, porque de no ser por su acción divina, Silvana Milagro} no estuviera aquí. Dios se manifestó a través de los médicos cubanos, precisamente me puso en manos de personas en quienes yo no creía, y mira lo que hicieron".

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